A raiz de esta frase mítica de nuestro querido Homer Simpson, me he parado a pensar…
Estoy haciendo feliz a mucha gente?¿ Deseo que a unos pocos sí, pero realmente me interesa hacer feliz a mucha gente?¿ es más… realmente quiero hacer feliz a mucha gente?¿
Cierto es que todos tenemos enemigos, no pocos normalmente, al menos en mi caso no son pocos ….. Serías capaz de quitar la felicidad a muchos otros por vengarte de unos pocos? En mi caso, es un rotundo sí… quizá sea una reflexión cobarde e insolidaria, pero es producto del rencor que se apodera de mí…. Tengo virtudes pero también tengo grandes defectos, el rencor y la buena memoria son los máximos exponentes de mis defectos… sí, tener demasiada memoria no te permite olvidar ciertas cosas que te gustarían…
Entonces, ante una situación de tener que decidir entre hacer el mal a unos cuantos, para satisfacerte a tí mismo, que harías?. Es una cuestión compleja. Para los buenos samaritanos sería sencilla, al igual que para los egoístas…..pero para los indecisos que?¿
Soy de la opinión de que ser un poco egoísta de vez en cuando no viene mal, pero siempre con cautela, que el abuso de egoísmo se acaba pagando siempre. En mi caso, si el rencor está de por medio, lo tengo claro, por suerte o por desgracia, seré egoísta y arrasaré con todo lo que se interponga entre mi objetivo y yo, lo siento pero el rencor me ciega!
Y tú que harías?¿ Imagínate que con tu decisión «perjudicas» a tu familia o a tu pareja, pero mejoras tus condiciones de vida o de satisfacción enormemente…